Hace falta tiempo no programado con padres, hermanos y amigos – y con uno mismo – para desarrollarse como persona. Y eso puede ser muchísimo más importante que demostrar el CI más alto de la clase (que no es ninguna garantía de éxito en la vida).
Dicen que “El doctor Goleman (el que primero identificó la inteligencia emocional) sitúa las emociones en el centro de nuestra aptitud para vivir la vida de manera inteligente, e indica que cuando las personas que tienen un coeficiente intelectual alto dan un traspié, mientras que aquellas cuyo coeficiente es más bien modesto obtienene resultados sorprendentemente buenos, el factor determinante es la ‘inteligencia emocional’. En ella se incluye el autocontrol, el afán y el tesón, así como la capacidad para motivarse.
Esta inteligencia emocional es también la esencia de la voluntad y del carácter. Quienes viven a merced de sus impulsos (es decir carecen de autocontrol) pueden llegar a comportarse de un modo morallmente censurable. El otro rasgo principal del carácter emocionalmente inteligente es la compasión en relación con los otros, algo que se distingue por la capacidad de interpretar las emociones de los demás, establecer empatía y también saber enfadarse en la dosis correcta en el momento correcto y por las razones correctas.
Lo que este concepto de la inteligencia emocional implica para niños y padres es que el disfrute de su relación es fundamental para ofrecer a los pequeños el mejor comienzo en la vida. Tomarse sencillamente un tiempo para disfrutar de sus hijos (para jugar con ellos y charlar sobre lo que pasa en el mundo) es lo mejor que los padres pueden hacer por asegurarse el éxito futuro del desarrollo mental y emocional de sus retoños.
Publicado por Solo Para Madres
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